Joseph Ratzinger, de 95 años, renunció al pontificado en febrero de 2013 y desde entonces vive en un convento de la Ciudad del Vaticano.
El expontífice alemán Joseph Ratzinger, más conocido como Benedicto XVI, murió a sus 95 años, luego del deterioro de su salud. Se convirtió en 2013 en el primer papa en renunciar en seis siglos, y desde entonces vivió prácticamente retirado del foco público, en un monasterio situado en los jardines del Vaticano.
Tras ocho años de pontificado (2005-2013) marcado por múltiples crisis, este reputado teólogo alemán se vio salpicado de lleno a inicios de 2022 por el drama de los abusos sexuales contra niños en la Iglesia católica alemana.
Ratzinger fue señalado en un informe en Alemania por su gestión de esos abusos cuando era arzobispo de Múnich, y salió de su silencio para pedir perdón, asegurando que nunca encubrió a ningún abusador.
Su renuncia, anunciada en latín el 11 de febrero de 2013, fue una decisión personal debida a su debilitada salud y no a la presión de los escándalos, según anunció el ex pontífice en un libro de confidencias publicado en 2016.
Su partida abrió la vía a la elección como sumo pontífice del argentino Jorge Mario Bergoglio, que a sus 86 años tiene también ahora problemas de salud y de forma velada tampoco descarta retirarse.
En abril, el que fuera durante años el secretario de Benedicto XVI, el arzobispo Georg Gaenswein, dijo a Vatican News que el papa emérito se encontraba “relativamente débil”, aunque “de buen ánimo”.
Ratzinger, el teólogo
Nacido en 1927, Joseph Ratzinger enseñó teología durante 25 años en Alemania, antes de ser nombrado arzobispo de Munich.
Más adelante se convirtió en el guardián del dogma de la Iglesia católica durante otro cuarto de siglo en Roma, y finalmente accedió a la magistratura suprema de la institución, sucediendo al polaco Juan Pablo II en abril de 2005.
En tanto que jefe de la Iglesia católica, defendió una línea conservadora en materias como el aborto, la homosexualidad y la eutanasia.
Algunas de sus declaraciones causaron confusión, en cuanto al islam, el uso del preservativo contra el VIH o la excomunión de cuatro obispos integristas en 2009.
Su papado estuvo marcado igualmente por la filtración en 2012 de unos documentos confidenciales (los conocidos como “Vatileaks”), orquestada por su mayordomo personal.
El escándalo dejó en evidencia que la Curia romana, la administración de la Santa Sede, estaba minada por una serie de intrigas y la falta de rigor financiero.
Fuente: El Espectador.com